[Relato / Story] Monstruo...

A modo de exclusividad en mi blog, me decidi a hacer un breve escrito, para no olvidar mi español, ya que de hacerlo, me volveré mudo jajaja...

Es una historia erótica, corta y misteriosa. Espero lo disfruten.

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Ya es de mañana… los rayos del sol entran por la ventana que él dejo abierta. Al golpear mi rostro, me obligan a despertar y mis ojos, sensibles a la luz, se abren poco a poco. Es tan brillante que no me permite enfocar con claridad. Debo levantarme.

Lenta y cadenciosamente me dirijo al tocador, está a unos cuantos pasos de mi cuarto, me gustan los baños espaciosos, porque me permiten tener todo lo que necesito. Después de todo, una chica no solo entra, se lava los dientes, se pone un traje y se va a trabajar a la oficina… ¿O sí?

Es lo bueno de su pent-house, es tan grande que no tengo que preocuparme por no poder acomodar mis cosas: mi ropa, accesorios… ¡Todo lo que una puede necesitar!

En este momento, me miro ante el cristalino espejo de cuerpo completo que poseo en mi baño… Si, ya sé, soy una hedonista… ¡Pero no puedo evitarlo, me gusta admirarme al espejo! Es una práctica que comencé a hacer desde que me empezaron a crecer los pechos. Me observaba durante largos minutos, notando los cambios en mi juvenil cuerpo. Dejaba de ser una niña, para convertirme en la mujer que soy el día de hoy.

En este espejo ahora veo a una chica muy bella, de veintidós años. Soy rubia, y casi siempre me gusta llevar mi dorada melena atada en dos coletas, que llegan a mis hombros, como en este instante. Ahí está mi rostro, un tanto redondo y chato, de suaves facciones y mostrando mis grandes ojos celestes y mi pícara sonrisa, enmarcada en mis carnosos labios.  Mi piel es blanca, tal vez muy blanca… Me gusta intentar broncearme de vez en cuando, pero el efecto es tan efímero~… En fin…

Más abajo, mi reflejo me muestra mi cuerpo, una combinación de mis años como gimnasta y mi desarrollo como adulta. De aquellas incipientes promesas, ahora se notan unos senos grandes, coronados por el rosa de mis pezones, mi cintura es un tanto estrecha, pero muestra mi abdomen, definido y fuerte, resultado del control necesario de el para realizar mis ejercicios. Mis caderas ahora son anchas, empatando con mis piernas torneadas. Mi trasero no menos voluptuoso; las sentadillas me han dado unas nalgas redondas, pero firmes al tacto.

Al menos, eso veo en mi actual reflejo… justo ahora…

Puedes imaginarte la cantidad de miradas que se han posado sobre mí. Siento como me devoran con la mirada, me desnudan… Eso me hace sonreír, mi ego se enaltece al ser objeto de deseo, o envidia, en otras ocasiones. A veces me pregunto por qué tanta atención… Sí, soy deseable, pero… no soy la única… ¡No, no, hay otras chicas, tan lindas, realmente hermosas! Algunas son mis amigas, y me llena de admiración su hermosura… sin embargo, es curioso que sea yo la que termine teniendo aquellas deferencias.

¿Sera mi personalidad? No lo sé, no creo ser tan especial, solo soy una chica a la que le gusta verse, y actuar muy linda. A nadie le gustan las chicas gerundias o malhumoradas. ¡Oh no! Tampoco las groseras o altaneras, a esas les tienen resentimiento o miedo… Miedo…

A pesar de ser linda… sé que puedo inspirar miedo…

Hoy debo iniciar mi día pronto, me he levantado tarde, y él se va a molestar si llego tarde… hay junta en la corporación. Para mi fortuna, ahorraré tiempo ya que siempre ando por el lugar desnuda y duermo de igual forma, así que solo debo abrir la llave de la regadera. El agua fresca recorre toda mi piel, hidratando todo mi ser. Deshice mis coletas para que mi largo y blondo cabello este libre y así lavarlo de forma más eficiente. Lentamente añado el jabón, asegurándome de lavar cada parte de mi cuerpo. No me agrada estar sucia, ni las cosas asquerosas o de igual manera, impuras. Por eso tengo especial cuidado en dejar mi piel libre de mugre. Mis brazos, hombros, después mis pechos, torso… mis piernas…

Se siente tan bien… el aroma de la esencia del jabón en mi cuerpo… Ahhh… hay días en que me pregunto por qué esto me suele poner tan cachonda… No, creo que me equivoco. No es el jabón... Me hago la mala obra a mí misma al recordar las miradas que siempre se posan sobre de mí, pensando en lo que me harían, si pudieran…

Voy a llegar tarde… ¡No debería! Pero es superior a mí, ¡Necesito hacerlo! Mi mano derecha se desliza sagazmente sobre mi seno, lo acaricia, lo aprieta fuerte. Es traviesa y le gusta manosear mi pezón, hacerlo duro y excitarlo.

Mi mano izquierda se aventura más abajo, recorriendo mi bajo vientre y sintiendo la tersa textura de mi cuidado vello púbico, tan rubio como mi cabellera. Empero, no se conforma, se mueve más abajo… Mi boca deja escapar un incipiente quejido anunciando a mis dedos juguetones retozar sobre mi vulva…

“Ahh! Mhhhh!!! S-solo un momento… no tardaré tanto… Seré rápida…”

Me engaño a mí misma, porque lo disfruto mucho, tal vez no sea lo mismo que cuando tengo ‘acción real’, pero ciertamente, me calma un poco, al menos por ahora…

Toco mi clítoris, duro al tacto, asomándose desde su escondite. Uno de mis puntos de placer más importantes, pero no el único… Mis gemidos son más intensos… mis dedos se mueven más rápido. ¡Necesito ponerme más cómoda…!

La tina de baño esta justo debajo de la regadera, es algo muy cómodo, especialmente si quieres tomar un baño de tina relajante… o complacerte en una pequeña travesura. Me recuesto sobre la pared que tiene las llaves que controlan el flujo del agua y recargo mi espalda, con este sostén, ahora puedo alzar mi pelvis con libertad, mostrando más crudamente mi rosada entrada, humedecida con mis jugos y el agua que le cae encima. Mis piernas se abren hasta lo máximo, algo tan sencillo para mí, dada mi flexibilidad…

Estoy lista…

Mis dedos se introducen en mi vagina, invadiendo su ser. Ella, anhelante, los recibe, desea más y más… Mi mano derecha continua su labor sobre mi pecho; aprieto y jalo cariñosamente mi rosada punta, mientras libero más gemidos de placer. Mis dedos entran y salen… una y otra vez; mi otra mano funcionando como un pistón, causando esos deliciosos ruidos, producto de mi humedad…

Sin embargo…

No me es suficiente…

No sé si haya más como yo, que tengan deleites tan excéntricos como los míos, pero una cosa es segura: Desde que era una pre-adolescente, en efervescencia de su despertar sexual, encontré en el estímulo anal, una exquisitez que no logro conseguir a través de las formas más tradicionales, si así puedo llamarlas. ¡Es tan diferente… como una explosión dentro de mi ser!

Afín a mi sentir, pronto mi mano se mueve disimuladamente, abandonando mi mojado coño y en cambio, acariciando e invitando a mi culo a abrirse y recibir a aquellos intrusos, dispuestos a darle esa sensación deliciosa que tanto anhelaba.

Mis dedos acarician mi dona rosada y brillante… lenta y dulcemente; es un quejido pequeño el que emito al sentir la punta de mi dedo abrirse paso. Está entrando, triunfante… La sensación me está relajando y mi ano cede ante el invasor, que viene acompañado por otro amigo suyo muy cercano.

Son dos, mis dedos, introduciéndose y estimulando mi recto. ¡Ya están adentro! No era difícil… estoy acostumbrada, y me gusta… ¡Me gusta tanto!

El tener un espacio amplio tiene sus ventajas, como ya había comentado, una de esas, es contar con tus fieles ‘sirvientes’ y tenerlos a la mano para momentos como este. La mano que acariciaba mis enormes pechos ahora buscaba a mi fiel compañero…

Pronto, mi mano sostenía un dildo, tan largo y grueso que algunos caballeros palidecerían ante su majestuosidad. Para mí, era un compañero infaltable en mis sesiones de baño. Continuaba yo rozando y penetrando mi propio recto, asegurándome de expandirlo solo un poco, después de todo, solo era por mero divertimento. Estaba ya tan hecha a empalar mi trasero una y otra vez, que era más bien como un reto, ver cuanto más podría albergar ahí… O cuanto más podría apretar para sentir más de ese exquisito placer, que estremece mi sistema nervioso.

Hoy, sin embargo, no tengo tanto tiempo para explorar…

La punta del tremendo consolador ahora presiona sobre mi ano, es tan grueso, la excitación me hace morderme mis rosados labios, no puedo esperar… tengo que hacerlo… ¡Tengo que sentirlo dentro de mí!

Despacio, continúo empujando, se abren las paredes de mi recto; está cediendo. Es tan delicioso… ¡Me expande y estira tanto! ¡Amo esta sensación! Más y más… Logro introducir más de aquel monstruo, me llena, me invade…

“Ahhhnn~ S-siii… que rico… ¡Uhhhh!”

Ha hecho su entrada triunfal, mientras me estira tanto, al mismo tiempo presiona y aprieta sobre mi punto más sensible; es como ver estrellas, tan intenso… Ahora muevo mi mano, extrayendo aquel instrumento, hasta casi la punta, esta todo mojado y brillante… Cruelmente, empujo con fuerza, metiéndolo de golpe completamente. Ahora sale… y… ¡Entra con fuerza otra vez! ¡Ahhhh, que felicidad!

Acelero las embestidas contra mi entrada de Sodoma, mis gemidos son tan altos que cualquiera en el pent-house podría oírme. Pero estoy sola, desnuda, mojada y cometiendo el más extraño de los actos de Onán para algunos. Tan extraño como exquisito a mis sentidos…

Durante algunos momentos, arremetía con pasión contra mis entrañas, cada embestida asfixiaba mi punto de placer. Cada vez más rápido, cada vez más profundo… Estaba tan cerca, podía sentirlo acumulándose en mi interior, como una presa a punto de reventar. Se sentía implacable, poderoso… ¡Cada vez más cerca! Iba a explotar… Ya… iba a… a…

“AHHHHHHHHHHHHHN!~”

Un copioso chorro de mis jugos de placer, escapaba de mi ser… mi cuerpo se estremecía sin control. Normalmente, soy una mujer de múltiples orgasmos, pero si logro presionar los botones correctos, o alguien más lo hace por mí, puedo, literalmente, explotar y perderme en un poderoso y exquisito espasmo del más grande clímax. Uno que puede calmarme lo suficiente…

Por ahora, fue así…

Con dificultad, me incorpore en mis dos piernas, sosteniéndome de la pared. Pocas cosas pueden conseguir marearme de forma momentánea, como lo es un orgasmo como el que acabo de tener… y eso que no es de los más fuertes que he tenido~…

“Oh… pero… ¿Qué estoy haciendo? ¡Voy a llegar tarde!”

Y así, regreso a lo que debió de haberme ocupado minutos atrás… Van a llamarme irresponsable una vez más… A veces pienso que debería ser un poco más seria… ¡Pero no me es fácil! Jijiji…

Rápidamente, he secado cada centímetro de mi desnudo cuerpo, y vestido mi uniforme de la corporación: un entallado traje de cuerpo completo, casi parecido a aquellos de látex, pero este, de material muy diferente, que se ciñe a mis curvas, pero sin generar ese sudor que puede distraerte de tus obligaciones. Es blanco con rayas transversales azul claro. Por supuesto, el brillante escudo oficial, que descansa sobe mi seno izquierdo. Ato mi cabello nuevamente en mis acostumbradas coletas y uso la secadora de cabello con mi fleco. Sin embargo, tomare tiempo en el maquillaje, después de todo ¡Siempre hay que verse linda, aun en el cumplimiento de tu deber!

¡He terminado! Estoy lista para irme. Tomo mi casco y monto mi motocicleta oficial, la cual ruge ligeramente al encender el poderoso motor con el que está dotada. Un movimiento del manubrio, y ya estoy desplazándome por la ciudad, dirigiéndome a mi destino a toda velocidad. Soy diestra y la velocidad no es una dificultad para mí; él me enseño muy bien, y a mí, me agrada la velocidad.

Vaya…

Parece que he llegado tarde, me van a regañar, pero bueno… Eso me pasa por despertarme tarde.

Meh… Es igual, de cualquier manera, nunca dicen nada bueno en esas juntas. Cuando hay algo de verdadero interés, él me lo dice en su oficina, siempre ha sido así. Por algo soy la segunda al mando, y la Agente Especialista en Infiltraciones más prominente…

Como es usual, no me equivoqué. La junta fue tan, pero tan aburrida… Para colmo, hoy no habrá misiones especiales, Nicolás está estudiando expedientes en su oficina de modo que hoy no me llamará para algún asunto delicado.

“Que aburrido… Oh, Espera, ¡YA LO TENGO!”

La ventana de la oficina del Director General de la C.H.R.C. está abierta, ¡Qué bien! Entrare y veré si Gabe está aquí. Quizá podamos platicar o… tal vez hacer algo menos intelectual~…

Que mala suerte… ¡No está! Al Yaridh, su asistente personal, está molesto por que siempre entro por la ventana y sin avisar… Ojalá él entendiera que es una costumbre, y las costumbres son difíciles de cambiar… Siempre me ha causado gracia que me compare con Batman, me hace preguntarme como se me vería un traje de látex entallado de heroína… ¡Pero que tonta, ya uso uno! No será de látex, pero es muy entallado~, ¿No lo crees? ~…

Bueno…

Tendré que matar el tiempo…

He regresado al pent-house, Nicolás aun no regresa, casi siempre es así, su trabajo se lo impide… Volteo y miro a través del gran ventanal de cancelería que me da tan increíbles vistas de Ciudad Diamante. Las majestuosas luces de la enorme ciudad fungen como estrellas, rabiosas e intensas, que le valen el nombre de “diamante”. Ya es de noche… ¡La Noche, que dicha!

Sin mucha idea de que voy a vestir, busco en mi closet para determinar que puedo usar. ¡Hoy es noche de salida, debo lucir radiante!

“No… no… tampoco… esto menos… ugh… no… nop, nop…”

Tiro y tiro prendas, ya tengo un altero de ropa sobre mi cama, y justo cuando pienso que perderé la esperanza… ¡ahí estaba! Un bello vestido turquesa, corto y justo, con un solo tirante, y la falda simulaba unos pequeños holanes, pero muy muy ligeros. ¡Era perfecto! Con algunos accesorios, será el vestido ideal…

Me refresco un poco, me perfumo, me enfundo en mi vestido, y me coloco mi gargantilla plateada. Nuevamente frente a mi amigo el espejo, me maquillo, con mucho esmero, usando tonos que empatan con mi atuendo. En la noche, es difícil que puedan ver tu rostro claramente, más si el pub tiene luces tan tenues… ¡Hay que usar brillos y ser muy muy coqueta! Faltaba el toque final: Unos tacones de aguja, del mismo color que mi vestido. ¡Nada como unos tacones para estilizar la figura femenina y realzar tus torneadas piernas!

¿Qué opinas? ¿Crees que me veo linda? ¿De verdad? ¡Eres un encanto~!

He decidido tomar un taxi para ir al mejor pub de la ciudad: “El Nocturno”. Nombre redundante dadas las circunstancias en las que opera, pero es un lugar muy exclusivo y divertido, donde puedes bailar, pasar un tiempo agradable y, sobre todo: conocer gente nueva… Podría usar la moto que uso para salir a pasear… pero arruinaría mi vestido, y siendo tan corto, más de uno podría accidentarse si viene atrás mío… Yo no quiero que nadie se accidente por mi culpa, no soy un monstruo…

Al llegar, Jimmy, el guardia de la entrada, me reconoce, su mirada nunca se pierde del deleite de mis sinuosas curvas, me recorre de pies a cabeza. Su mirada me desviste y me demuestra su deseo. Sé que, si pudiera, me tomaría entre sus brazos, y como un animal, me haría suya, tan salvajemente como su apariencia lo indica. Pero hoy, como siempre, no va a tener esa suerte… Nada contra él, solo… no es mi tipo…

Reviso brevemente a mi alrededor, parece que ni siquiera Mauro está aquí… Bueno, por ahora no necesito hablar con él…

Las luces se mueven al compás de la música electrónica que se escucha como una corriente poderosa a todo volumen. ¡Mi favorita! Me dejo llevar, contoneo mis caderas y mi cuerpo hace espirales sensuales al aire. La música entra en mi interior, me toma como un amante seductor que hace de mi lo que quiere, me maneja y se adueña de mi ser; me controla y me domina. Adoro a mi amante lúdico con pasión y como me toma exquisitamente, excitando mis sentidos y moviéndome de acuerdo a sus deseos, soy tan suya... Sé que atraeré interés hacia mi persona… siempre sucede…

Alguien me ha tomado por la cintura, sus manos son grandes y puedo sentir la fuerza y vigor en su sostén. La sorpresa me fuerza a voltear.

Ahora puedo verlo. Es alto, más alto que yo, su cabello es largo y su complexión es estándar, sin embargo, puedo sentir su agarre poderoso sobre mi breve cintura. Su sonrisa es encantadora y contaba con ojos engañosos de niño perdido que de ninguna manera mostraban lo que en realidad sus perversas intenciones si revelaban.

A mi compás, juntó su cuerpo con el mío, mis rechonchos glúteos presionaban fuertemente contra su entrepierna. Sabía lo que estaba pasando. Intuí lo que él deseaba.

La música continuó dictando mis movimientos, mis caderas moviéndose voluptuosamente, ocasionando con ello que mis nalgas rozaran el ya sensible bulto que amenazaba de entre sus pantalones, furioso y febril. Al sentir aquello, fue una nueva sorpresa, pero no me detuve. Sus manos se posaron sobre mis caderas y me jalaban hacia él. Yo, por mi lado, continuaba frotando mi trasero ávidamente sobre aquel signo viril.

“¿Cómo te llamas?” Me preguntaba muy quedo en mi oído…

“¿Es muy importante ahora~?” Le contesté, retozona…

Aquel muchacho ya no profirió mas palabras, se limitó a disfrutar de mi culo mientras bailábamos…

Pero pronto, aquello ya no fue suficiente, nuevamente se acercó a mi oído, esta vez, para hacerme una proposición muy indecente… Mis ojos se abrieron como platos, era tan pronto… Y por otro lado, ¡Sonaba tan excitante!

Tenía hambre… sentí hambre de aquel hombre, el me deseaba tan intensamente, y yo sentí su deseo, como un torrente que me compelía a aceptar sus negras intenciones. Tenía tanta hambre desde la mañana… había pasado un tiempo considerable para mi…

Y entonces me voltee, mirándolo a los ojos, mis eróticos melones presionaban contra su pecho deliciosamente. Fue entonces que se lo dije:

“Vamos a la salida de emergencia, hermoso, esta da a un callejón, es seguro porque está cerrado, nadie nos molestara~…”

“¿Estás segura? Mi auto está cerca, podemos ir ahí… y si quieres, tener más privacidad…”

No lo había pensado, normalmente no les importa ir allá atrás, pero esa idea me resulto mejor, además, tenía ya un largo tiempo de no entrar al coche de un extraño… ¡Eso suele ser muy atrevido! Sonreí dulcemente y lo mire, dándole una respuesta afirmativa, note como su ser caía encantado por mi mirada de inocencia, mientras mi cuerpo lo estimulaba al estar tan cerca.

Juntos dejamos el pub…

Caminamos dos calles… Yo lo veía, brillaba con la luz de la luna…

Era un moderno carro, espacioso en el interior, las luces eran tenues, pero pude observar un color rojo intenso que lo adornaba. Era claro que aquel muchacho –del cual también pude observar su negra cabellera y su bronceada piel con esta nueva condición de luz- le ponía esmero y cuidado a su vehículo. No es sorpresa, por cierto; muchos varones se enorgullecen de cuidar y mostrar a sus conquistas, sus automóviles, al parecer es algo así como un símbolo de estatus y virilidad.

Aquel hombre abría la puerta trasera de su auto ante mi mirada, mostrándome los cómodos y finísimos asientos de piel con los que contaba, además, se podía observar a detalle el amplio espacio interior… perfecto para nuestras futuras actividades lúdicas.

“Adelante, muñeca, entra…” Me decía, mientras realizaba una señal en invitación.

“¿Me… estas invitando a entrar?” Le conteste en tono inocente, jugando con una de mis coletas.

“¡Por supuesto, hermosa! ¡Anda, entra, por favor!”

Yo solo le sonreí y deje escapar una risita juguetona, introduciéndome de forma paulatina en su vehículo, claro estaba, tenía que continuar el juego. Cuando subía, me aseguraba de levantar muy bien mis nalgas, esto provocó que mi vestido se alzara, revelando una sorpresa que mi futuro amante no esperaba ver en ese momento, pero que seguramente adoraría notar…

Cuando me senté, el me siguió, posándose junto a mí y cerrando la puerta por la que habíamos entrado, me sonreía de forma muy pícara. Sabía que se había dado cuenta… Se acercó a mi rostro, dispuesto a lanzar el dardo…

“Que niña tan mala… me di cuenta de que no estas usando bragas… Eso puede ser peligroso…” Me declaró mientras trataba de besar mi boca.

“¿En serio? Perdóname, es que tengo que confesarte que, en realidad, me resulta un poco incómodo usar panties… especialmente para bailar…” Le respondí con cierta sorna, al tiempo que detenía sus labios antes de que lograra besarme.

Él estaba un poco extrañado por esta acción mía, pero eso es algo que no podía hacer… no acostumbro jamás a besar extraños… es una extraña política de mi parte, si he de decirlo. Considero que un beso solo se le debe dar al ser que amas y al que entregas tu alma. Un beso es un acto de profunda intimidad… Solo he besado a dos hombres en mi vida…

Con las chicas, sin embargo, suele ser diferente, no me molesta en lo absoluto entregarme a un apasionado beso en los labios de una ardiente hembra que esté dispuesta a divertirse un momento conmigo. Con ellas es diferente… Sí, es raro y hasta contradictorio, ¡Pero esa soy yo~!

Para compensar el pequeño contratiempo con mi guapo amante, tome la iniciativa, mi dulce y nívea mano lo empujo para reclinarlo sobre la puerta del carro, ahora yo me posaba encima, aflojando el cinturón de su pantalón y facilitando el que su rabioso bulto finalmente respirara un poco de oxígeno. Solo faltaba remover la barrera de sus boxers, la cual me reveló un tremendo tolete, grueso, húmedo y humeante en deseo, en una evidente erección.

Sé cómo hacer estas cosas… y también se lo que les gusta, pocas se atreven a realizar semejantes actos. No soy un monstruo, tan solo soy diferente…

Ante sus atónitos ojos, revelé mis jugosas y enormes tetas, me encontraba inclinada sobre de él, por lo que, al liberar a mis niñas, rebotaban lascivamente. El muchacho admiraba mis atributos, no podía creer lo que veía, o al menos su expresión así me lo dictó. Yo solo me restringí a emitir una risita, mientras miraba sus ojos, de un negro intenso, mientras posaba mis senos sobre su pene erecto, aprisionándolo en medio de ellos, y mis labios, besaban la cerúlea cabeza. Empero, justo cuando iba a comenzar mi juego usual, él me detuvo, acariciando mi rostro…

“E-espera… ya no aguanto más… tengo que poseerte, ¡Quiero cogerte!… espero no te importe mi premura, ya que has jugado mucho tiempo con mi “amigo” desde nuestro encuentro en el pub… Estoy en un punto donde ya no puedo más con juegos… ¿No te molesta?” Preguntábame él, con cierto miedo a que me incomodara su repentino cambio de planes…

Miedo… Tan presente en tantas cosas, hasta en lo más primario… Después de todo, es uno de los impulsos más poderosos en los seres humanos…

“No, ‘azuquitar’… no me molesta, de hecho, estoy tan cachonda… tengo tantas ganas de que me penetres duro y profundo… he tenido hambre todo el día, necesito algo así…” Le contesté con avidez.

No era mentira, lo necesitaba tanto… ¡Tanto! Me alegró mucho que el rechazara el preámbulo y el juego y quisiese, en cambio ir por “el plato principal.” No me lo tomes a mal, me encanta retozar, está en mí, adoro jugar y que jueguen conmigo… en ese sentido aun soy, de forma muy torcida, una niña crecida y eso, me otorga otro gran placer en las delicias de las actividades carnales.

Sin embargo…

Yo tenía hambre…

Mi coño estaba empapado, tanto que fácilmente hubieras podido introducirme el pene más grueso y grande del mundo. En este momento preciso, decidí darme el placer de usar mi vulva para estimularme. Mientras me colocaba encima de mi amante, me despoje de mi vestido, solo dejándome encima mi gargantilla de plata. Todo mi cuerpo, salvo por mi accesorio y mis tacones, se mostraba ante él, como la naturaleza lo concibió. Mi vulva ya presionaba ante el tremendo palo que deseaba penetrarme.

Ya no podía más…

Sin misericordia, me perforé a mí misma con aquel miembro, de golpe dejé que se enterrara hasta la base. Lo había engullido todo de un solo movimiento y era como si hubiera desaparecido. Él soltó un quejido ligero ante mi sorpresivo empalamiento, pero definitivamente no le disgustó.

Comencé con movimientos lentos, impulsándome hacia arriba y luego dejándome caer, rozando mi interior lujurioso con su anchura exquisita. Me abracé sobre su cuello, con lo que logré mayor estabilidad para mover mis caderas. Cada cierto tiempo, en lugar de subir y bajar, meneaba mis nalgas, como batiéndome en aquel animal caliente. Mucho le agradaba al muchacho lo que estaba haciendo, sus gemidos lujuriosos me lo indicaban. Sus grandes manos se posaron ansiosas sobre los cachetes de mi culo, agarrándolo, manoseándolo, apretándolo… e incluso, azotándolo.

El primer golpe me sorprendió, arrebatándome un ahogado gritito, pero eso cedió rápidamente a mis jadeos de lujuria. Me gustan las nalgadas, eso debo confesarlo, y que aquel hombre tomase la iniciativa me prendió aún más. Incrementé la velocidad de mis movimientos y como respuesta, el me nalgueaba más fuerte, lanzándome ardientes palabras sucias mientras lo montaba. Pronto mis redondas posaderas estaban rojas ante el delicioso maltrato que recibían.

Me sostuve fuertemente de su cuello… su olor, era tan excitante, su calor me motivaba a moverme con más rapidez. Nuestros cuerpos sudorosos se rozaban ardientemente y en mí ya se estaba creando la presión del primer clímax, pero también pude sentir su miembro palpitante endurecerse mucho más, símbolo de que estaba cerca de eyacular.

“P-preciosa… v-voy… estoy cerca… voy a venirme pronto…” Me anunciaba el mancebo entre jadeos.

“Y-yo también… vamos a hacerlo juntos… ¡aahhhh! Correte dentro de mi… quiero tu leche caliente llenando mi vientre…” Yo le contestaba en su oído, calenturienta…

“P-pero…”

Notando su duda, lo tranquilicé. “No te preocupes… Uhhh… no pasará nada…”

En efecto, él podía haber estado preocupado, dado que ni siquiera le di tiempo de ponerse un condón, y ante la calentura de ambos, él ya lo había olvidado… Y es que no había ninguna necesidad, al menos para mí… Realmente no necesito que ellos usen esas cosas…

Pronto, incremente mis movimientos, con mis robustas piernas conseguí moverme al ritmo de un fuerte pistón, rozando de forma más lasciva su miembro viril contra mis tiernas paredes vaginales. Era tan grande que podía sentirlo besar a entrada a mi matriz, cada vez que se enterraba tan profundo dentro de mí.

¡Yo ya no podía más! Yo estaba a punto de venirme, y él estaba ya muy cerca… ¡Realmente íbamos a hacer erupción juntos! Tal como dos volcanes que ya no pueden contener su ira.

“Ahhh… AHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!!!!!”

“Ahhhh… AHHH ¡AUGHHH UHHH Kkkkhhhh...!”

¡Yo tenía tanta hambre! Y en ese momento, me estaba saciando… Su cálido semen invadía mi lujuriosa matriz, y mi eyaculación femenina empapaba su pene, creando una exquisita mezcla de nuestros lascivos fluidos…

“Que delicia… aahhhhh…”


Ya es de mañana… los rayos del sol entran por la ventana que Nicolás dejo abierta. Al golpear mi rostro, me obligan a despertar y mis ojos, sensibles a la luz, se abren poco a poco. Es tan brillante que no me permite enfocar con claridad. Debo levantarme.

Sin embargo, algo atrae mi atención, me ha llegado una notificación a mi tablet, justo al lado mío. Al poder enfocar correctamente a pesar de la potente luz del día, accedo a la susodicha posando mi delicado dedo sobre el panel y en la app de las noticias se abre…




¡Macabra diversión!

Hallan a hombre joven muerto en su vehículo, a dos calles del exclusivo pub ‘El Nocturno’. Investigaciones preliminares revelan que ayer, previo a su su fallecimiento, sostuvo relaciones sexuales en su automóvil. De la pareja sexual no hay detalles. El equipo de investigación del M.C.I.S. se encuentra determinando posibles patrones en esta extraña muerte. Por lo pronto, la gente nuevamente habla acerca del ‘Monstruo Diamante’ y su posible implicación en estos sucesos.

Parecido a otros casos, la víctima…
...




Lo leo…

“Monstruo…”

Que sensacionalistas… Voy a darme una ducha, esta vez quiero llegar temprano a la corporación~…

-Fin-

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