[Relato / Story] Apio con Crema

Escrito divertido que salio de una conversacion entre wolfiebynature y yo, espero que les guste.

Español mas adelante... Estan advertidos!




“Cuando alguien está dispuesto a aprender, siempre encontrará en ello algo divertido!”

¡Pero que ocurrencias! Sin embargo… ¿Que más hacer? Wakeeda llevaba un tiempo considerable esperando resultados desde su portal de los multiversos. Nadie llegaba, tan solo estaba aquel portal mostrando un remolino de nubes mágicas, sin tener absolutamente nada más que eso…

La Doctora-Bruja estaba harta de esperar, completamente aburrida, y fue entonces que decidió ir a la parte trasera de su choza, en medio del pantano. “Ciaran, ¿te puedo encargar este portal? Si algo sale, avísame, voy a ordenar algunas pócimas…” La mujer de nívea piel y largo cabello negro como la noche miraba al mago, quien asentía con obediencia.

“¡Descuída, Yo me encargo de todo!” Ciaran aseguraba con una sonrisa de seguridad y confianza.

Afortunadamente para Wakeeda, contar con el prodigioso mago de Westend, era una bendición de los dioses. Podía confiarle muchas cosas que, de otra manera, tendría que ver ella sola, y eso era muy bueno… eso y… no sentirse tan sola en medio del pantano. Desafortunadamente, mucha gente le tenía recelo debido a su gran poder, y eso la forzaba a una vida muy solitaria, de no ser por la compañía de Ciaran.

Aquel hombre jugaba con su varita mientras vigilaba el portal… de momento, se le ocurrió la idea de apuntar al aire. El instrumento mágico brillaba intensamente, hasta que de la luz comenzaron a salir imágenes evocadoras emanadas de su propia memoria…

Una elfa pelirroja con largas trenzas llenaba el fulgor proveniente de la varita. Su hermoso rostro pecoso mostraba unos grandes ojos cristalinos del color de las esmeraldas y una sonrisa que derretiría el corazón más duro. Su curvilíneo cuerpo se encontraba cubierto por un corto vestido de color verde. Completando su indumentaria, portaba un cinturón con bolsas, guantes y sandalias del más fino material, y su frente portaba la gema divina... No había duda de que esa era la Princesa de la extinta ciudad de Luxas: Elisa Arvernus.

En las imágenes, Elisa se mostraba alegre, y siempre regalando una gran sonrisa para Ciaran, al que consideraba como un poderoso mago y excelente amigo –tal vez más que solo eso…-

Su misma memoria le trajo otras imágenes, más íntimas, en donde Elisa interactuaba con el de formas menos platónicas, ya fuera por influjo del alcohol, o como sucedía la gran mayoría de las veces: Debido a que, al final, ella se entregaba a sus pasiones carnales más veces de las que ella misma admitía. Elisa siempre fue así. Era una chica a la que le costaba mucho admitir que poseía un apetito inusual para las actividades lúdicas –como la inmensa mayoría de los elfos-

En una de esas imágenes, recordó el día en el que ella le concedió la oportunidad de probarla en la forma que el más le gustaba: Sentada sobre su rostro, mientras su lengua recorría sus tiernas partes con lujuria. Era la forma de Ciarán de alabar a sus amantes, pero en gran medida, al sinuoso y erótico cuerpo de la princesa elfa.

El mago se regodeaba en las imágenes que observaba, recordando cada instante delicioso. Elisa era tan hermosa y sensual. No era secreto que, aunque le gustaban muchas clases y especies de chicas, a Ciaran Xanderson le fascinaban las elfas: eran su debilidad y su gusto máximo.

Sin embargo, no se daba cuenta de que algo pasaba por el portal.

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Desde el otro lado, en el planeta Glororus, Una chica rubia, con una cola de caballo enorme que le llegaba hasta su trasero, se encontraba intentando extraer una gema extraña atorada en un montículo. Cerca de ella, un hombre altísimo –posiblemente de unos dos metros y un poco más- le daba indicaciones. No estaba muy convencido en dejar que la muchacha estuviera haciendo algo tan arriesgado en un punto tan débil del templo en el que estaban.

“Lery… ten cuidado, si no puedes sacarla… hay otras formas…”

La chica simplemente volteo, con una sonrisa de niña que dejaba ver como se divertía con su intento de hazaña. “¡Descuída, Maestro! ¡Puedo sacar la gema! Solo dame un… ugh… un momento, ¿Si?” Al estirarse, la mujer no podía evitar levantar su redondo trasero y tensar sus poderosas piernas.

La cola de la saiyajin se balanceaba de un lado y de otro, mientras intentaba acceder a la gema, estirándose todo lo que podía. Su amiga, de la misma raza, Hitoma, estaba también asistiéndola

“¡Hitoma! Empújame, ¿Si? No puedo alcanzarla…” Lery le instruía.

“¿Empujarte? ¿De dónde esperas que te empuje, si solo tienes medio cuerpo afuera?” La saiyajin de cabello más corto pero peinado similar a su amiga –a excepción de que su cabello era celeste- se sonrojaba. No atinaba que hacer…

“¡¡Ay Hitoma!! ¡Pues de donde sea! ¡Solo empújame! Estoy tan cerca…”

Absolutamente avergonzada, Hitoma poso sus manos sobre el duro trasero de Lery, y con fuerza empujaba. Pronto cambió de posición para empujar con su hombro, ya que le resultaba difícil lograr mover a su compañera de especie. “¡¡¡UNNGHHH!!! N-no puedo!!! ¡Estas atorada Lery!”

“¡Esperen! Eso puede comprometer la integridad estructural del templo… ¡No la empujes más, Hitoma!” Jeremiel, el hombre alto y maestro de las chicas, aseveraba preocupado.

“O-oigan… ¿Qué es esa Luz?” Lery interrumpía con curiosidad, dado que la roca comenzaba a brillar de forma inusual.

“¿Lery? ¿Qué sucede ahí adentro?” Su maestro, intentaba saber. Visiblemente alterado, deseaba abortar la misión. “¡Hitoma! ¡Hay que sacarla!”

Desafortunadamente para los dos, y como si una fuerza centrífuga la jalara, Lery finalmente entraba por el agujero que contenía la joya, sin embargo, una luz la envolvía al mismo tiempo, transportándola a otro lugar. Ella desaparecía ante la mirada atónita de Hitoma y Jeremiel, quienes, angustiados, gritaban para saber dónde estaba.

“¡Oh no! ¡No responde! ¡Creo que se transportó a algún lado!” Hitoma señalaba al no ver rastro de Lery.

“Traeré mi intercomunicador… con suerte podremos ubicarla...” Jeremiel añadía, regresando a la nave con un dejo de suma preocupación.

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Mientras tanto, poca atención prestaba Ciaran, porque su vista estaba imbuida en mirar los sensuales momentos que su mente proyectaba a la varita. El portal de Wakeeda brillaba intensamente, y de él emergía una figura atlética: Lery.

Solamente el ruido que hizo al aterrizar fue lo que logro desviar la atención de Ciaran de sus visiones. Lentamente, la saiyajin de rubia melena se incorporaba, sobándose un brazo. “Auu… eso si me dolió…” Sin embargo, la atención de ella pronto se centró en los ‘hologramas’ que la varita mágica proyectaba, lo que la hizo sentir muy curiosa.

“¿Quién eres tú?” Ciaran preguntaba, aunque sospechando que era la persona que Wakeeda esperaba.

“Ahh… oye… ¿Por qué esa mujer está sentada sobre la cara de ese hombre?” Lery preguntaba inocentemente.

Ciaran se volvía rojo como un tomate, retomando su atención a las imágenes, que, por un momento, hacían que las cosas se pusieran aún más raras, porque la imagen que salía ahora era el, atado de manos a una cama, y teniendo encima a una elfa muy similar a Elisa: Su madre, Alexandra.

“Ahhh… es que…”

Ciaran se veía interrumpido. “¿Eres tú? ¿Por qué estas atado? ¿Es eso algo sexual? Es que… aún no se muchas cosas…”

El mago cesaba de usar su magia para dejar su varita a un lado. Se dio cuenta de que había que explicar varias cosas.

Los ojos claros del mago se posaron sobre el esculpido cuerpo de Lery: Totalmente lleno de curvas, pero con una gran definición muscular. No era un monstruo de músculos, tan solo estaba bien definida, especialmente su zona abdominal, que se notaba fuerte como una roca. Su busto era de un tamaño normal, bastante menor que el de Elisa, pero no menos voluptuoso y redondo. Su trasero rotundo y firme llevaba a observar unas torneadas y poderosas piernas, producto del entrenamiento riguroso de la sayajin. Finalmente, su sensual y definido cuerpo quedaba coronado por un rostro angelical e inocente, su cabello rubio brillante y largo, con unos enormes ojos verdi-azules, que miraban al mago y su emergente bulto de entre sus pantalones con genuina extrañeza.

Sin embargo, su indumentaria no era digna de haber estado en una misión espacial: Portaba un top naranja con las palabras ‘Tonificada y Sexy’, unos shorts de ejercicio azules con franjas de color, guantes para pesas y finalmente, sus pies estaban cubiertos por vendajes y bandas de protección en los tobillos. Normalmente ella usaría su traje espacial, pero las circunstancias en el lugar donde se hallaba la habían hecho quedarse en su indumentaria de entrenamiento.

“Er… disculpa, si no te molesta, me gustaría saber dónde estoy… ¿Y, por que veías eso? Eras tú el de los hologramas, ¿verdad? ¿Eres de los que graba lo que hace cuando tienen sexo? ¿Por qué estabas amarrado y ella estaba sobre tu cara?” Insistía ella.

Ciaran sonreía comprendiendo la inexperiencia de la chica frente a él, por lo que primero, decidió presentarse. “Hola, mi nombre es Ciaran Xanderson, te encuentras en la Cabaña de Wakeeda, la médico brujo… ¿y tú eres…?”

“Ah… lo siento, mi Maestro diría que soy una grosera…” Lery se inclinaba en señal de respeto hacia el mago. “Mi nombre es Lery, estaba con mi Maestro y mi amiga Hitoma en el planeta Glororus, tratando de obtener una gema, pero algo pasó y terminé aquí… No sé qué pasó… Luego te vi a ti ahí y tenías esos hologramas y me dio curiosidad, especialmente porque te ha dejado tremendo bulto en tus pantalones…”

Ciaran se confundía con los términos empleados por la rubia, mientras que pretendía ignorar los señalamientos de la misma. “¿Hologramas? ¿Qué es un holograma? ¿Te refieres a la proyección mágica que hice hace unos instantes?”

“¡Eso mismo!” Asentía ella.

“Verás, Lery… eso que viste eran… recuerdos, y lo que estaba haciendo ahí era… bueno, es un fetiche mio. Me agrada mucho que las damas tengan la iniciativa de esta forma. Siento que lo vieras tan de repente…”

“No te disculpes…” Lery se acercaba al mago lentamente, como analizándolo. “No me molesta… pero si tengo curiosidad… Aunque es algo que debería ver después… tengo que encontrar la manera de regresar a Glororus. ¿Tienes idea de que puedo hacer?”

El mago señalaba el portal por donde vino para ejemplificar sus palabras. “Tu viniste de ese portal que Wakeeda hizo, pero no va a funcionar de nuevo hasta dentro de una hora. Creo que tendrás que esperar aquí hasta que ella pueda hacer el ritual y activarlo de nueva cuenta.”

Lery se sentaba pesadamente en el piso, con un cierto dejo de preocupación y frustración. Cruzaba los brazos e intentaba pensar que hacer, pero la muchacha no poseía un gran talento para hacer planes de esta naturaleza; su maestro era el experto en estos menesteres. La chica paso varios minutos en silencio. Pronto, su mirada se tornaba hacia Ciaran. “Oye… aún tengo curiosidad, no entiendo eso que me explicaste… ¿y si lo hacemos? ¡Estoy aburrida!

“Hacer… ¿qué?” El mago suponía por donde iba la pregunta, pero quería oírlo de ella.

“Eso de sentarme encima de ti y atarte… quiero saber cómo es eso… yo solo se pocas cosas, ¡Pero me gusta aprender!”

Ciaran estaba mudo ante la frescura de la muchacha proponiendo cosas como si se tratara de un mero juego. Si bien las mujeres en Asmana eran menos inhibidas de lo normal, tampoco eran tan directas como lo era Lery. Su sorpresa aumentaba más al observar la extraña cola de simio que se asomaba por detrás de ella. Lery se dio cuenta enseguida, volteándose ligeramente para mostrar su apéndice. “¿Qué pasa? ¿Esto? Es mi colita… ¿nunca antes habías visto una chica con cola?”

“A decir verdad, he visto chicas de muchas especies… y he… bueno, he tenido relaciones con ellas, pero no sabía que había mujeres humanas con cola… por que no eres como las mujeres mono de las Fuentes Termales de Gyk, en las tierras de Gaildorf…”

La chica reía al escuchar las comparaciones, pues se daba cuenta de la confusión de Ciarán. “Noooo, no soy humana ni chica-mono. ¡Soy una saiyajin! Por eso tengo cola… ¿Te gusta?”

El robusto mago miraba la cola, o más bien, el bien formado trasero de la mujer. “¡Ahh… c-claro, es… muy bonita! Me gusta tu cola…” Después, se reponía, para mostrarse más serio con Lery. “Escucha, si realmente quieres hacer esto, hay algunas cosas que debes saber antes…”

Lery miraba fija y atentamente a Ciaran, para comprender hasta la última silaba de lo que el mago le dijera en ese preciso instante. “¿Qué es? ¡Dime!”

Ciaran respondía con confianza. “Verás, lo que viste es un asunto que requiere un cierto grado de experiencia, y si bien, me agrada por que al tener la zona intima en mi boca, hace que mi nariz se vea forzada a sentir más la deliciosa esencia femenina, el no controlarse podría lastimarme…, y veo que eres bastante… err… fuerte, especialmente esas piernas tuyas.”

“¿Y… entonces…?”

El hombre robusto posaba su vista sobre las torneadas piernas de Lery mientras continuaba su sermón. “Hay personas que les agrada el sexo convencional, otras, van por otras partes, como los pies…”

Lery nuevamente abría los ojos intrigada. “¿Los… pies? ¿Cómo es eso? ¿Me enseñarías?”

“Creo que Zoe sería la indicada para eso…” El mago sonreía azorado, cambiando rápidamente el tema en medio de su creciente interés hacia otra zona… “…Por otro lado… tienes un lindo par de muslos…” Giñaba.

“Ahh… gracias~ ¡Es que entreno todos los días! Jiji… Ah… Espera… eso quiere decir que quieres… ¿Usar mis muslos? ¿Cómo funciona eso?” La mirada de la saijayin se volvía más intensa, ardiendo en curiosidad. Ciaran se levantaba de la mesa, y abría una botella con loción que había traído previamente con un pequeño portal.

“Si me haces favor de levantarte, con gusto te mostraré. Aunque debo decir, que es algo donde la mujer no experimenta gran sensación…” Frotándose las manos con la loción, explicaba el porqué de la misma, ante la mirada más inquisitiva de ella. “Este es un lubricante, humedecerá y hará tus piernas más resbalosas…”

Lery estaba emocionada, realmente no le importaba la advertencia recibida, estaba deseosa de aprender más acerca de cada cuestión relacionada con sexo, tal vez tanto como su afán por dominar su poder y aprender técnicas nuevas. Tan solo dejaba que Ciarán hiciera lo suyo. El mago se arrodillaba frente a ella, haciendo que separara sus piernas ligeramente para aplicar el lubricante de forma generosa en sus muslos. Ella tan solo hacia un par de risitas al sentir al cálido liquido en su piel, al tiempo que su respiración se aceleraba tan solo un poco en anticipación, observando detenidamente las acciones de él. “Veo que estas emocionada por esto…” El mago inquiría un tanto burlón.

“Esto es nuevo para mí… ¡Sí me emociona~ jiji! ¡Deseo aprender todo!”

Mientras, el de Westend seguía aplicando la loción; no podía resistir la tentación de apretar ligeramente y sentir la firmeza de las tremendas piernas de Lery, que ya estaban completamente empapadas por el líquido. De la misma forma que había traído el frasco, este era despachado.

Seguidamente, el mago se levantaba, justo frente a Lery, dándose tiempo de recorrer el tonificado cuerpo de ella con sus ojos, ávidos de su belleza. Mientras, sus manos se encargaban deshacerse de su pantalón y ropa interior, dejando libre a su ya erecto miembro, rubicundo y grueso. Tan solo pensar en los muslos de la chica ya conseguía tenerlo duro como roca.

Observando aquello, sorprendida por gran tamaño de aquel tronco, Lery trataba de quitarse el top que cubría sus pechos. “N-no debería… desnudarme para esto?” Preguntaba confundida, mientras Ciaran se acercaba a ella, dejándole sentir el calor de la cerúlea cabeza entre sus piernas.

Ciaran sonreía ante la inocente ignorancia de ella. “Si quieres, puedes hacerlo, pero no es necesario. Incluso tus muslos podrían no estar al descubierto… pero personalmente lo prefiero así. A algunos les gusta que las chicas usen medias u otras cosas. Bien, ahora, voy a colocarlo entre tus piernas, una vez que lo haga, quiero que las juntes hasta que se toquen entre sí. No aprietes por favor, porque sería doloroso para mi… ¿Comprendes?”

Lery asentía comprendiendo las instrucciones que le daban, mientras el mago procedía a dejarle sentir el calor de su duro miembro deslizándose entre sus definidos muslos. Una vez listo, Ciarán le daba la instrucción para que hiciera como se le había dicho. La saiyajin cerraba sus muslos, suavemente, hasta envolver el palpitante falo que no solo se encontraba ya entre esas piernas de ella, sino incluso presionando su vulva de forma curiosa para ella. “Jiji… se siente… gracioso tenerlo ahí…”

“Bien, empezaré a moverme… si sientes raro o no te gusta, dime para detenerme…” El mago comenzaba lentamente a frotarse usando los muslos de la muchacha. Lery asentía, no daba signos de que esto le desagradara en lo más mínimo. El mago mientras, daba pequeños gemidos, mostrando el gusto que le daba realizar esta acción, sentir aquella calidez y firmeza acariciando cada centímetro de su robusto pene. “Uhhh! Se siente increíble… Tan… bieeeeen!”

Lery, aun de pie, dejaba que Ciaran continuara con lo suyo. No se sentía mal, tal vez un poco extraño, pero no era desagradable. Con cada empujón el bajo vientre de él cacheteaba sus firmes nalgas. Sin embargo, el grosor de su miembro era tal, que no solo rozaba en los muslos de la muchacha, sino incluso su flor dentro del cachetero sentía aquel ardor que frotaba una y otra vez en sus partes íntimas, lo que causaba leves gemidos por parte de ella.

“S-sabes? No me opondría a que… ufff… cooperaras un poco en esto… Tal vez… con tu cola… Y a cambio…” Las manos de Ciaran recorrían el firme y definido abdomen de Lery, hasta llegar a sus pechos, masajeándolos por debajo de su top. Ella comprendía la proposición, por lo que comenzaba a mover sus caderas y masajear aquel tronco por su cuenta, causándole aún más sensaciones deliciosas al intensificar el roce con su vulva, mientras, su cola se enredaba en sus bolas para añadir más a aquel erótico movimiento y masajearlas.

“Está bien asi…?”

“Unf!! Sii… así está bien! Por los dioses… tus muslos se sienten tan…”

Ella continuaba su movimiento, encontrándose con el del mago, algunas veces incluso haciendo pequeños círculos, intensificando aquel masaje. Su cola no dejaba de acariciar y apretar de las grandes pero delicadas partes de Ciaran. “Nhh… es tan grande… q-que bueno que te agraden tanto mis muslos… jiji…”

“Ahhh Rayos! ¡Esto se siente tan bien!... No sé cuánto tiempo más voy a…”

Ciaran estaba bastante excitado, mostrando liquido pre-seminal fluir mientras el masaje por su miembro y testículos continuaba. Sus manos mientras jugaban con los duros pezones de la alienígena, apretándolos y jalándolos con delicadeza, empatando con aquel cadencioso vaivén. Lery gemía ligeramente, instando al mago a que tratara más fuertemente sus senos. No era sorpresa esto, ya que a Lery le gustaba el trato rudo durante el sexo.

La cola de la muchacha hacía movimientos muy parecidos a ordeñar, justo sobre las bolas del mago; su ritmo lujurioso incrementaba de velocidad, buscando sentir ese roce con su flor que tanto le estaba gustando. Las manos de Ciaran aumentaban el “maltrato” a los pechos de la saiyajin, masajeando y apretando duramente e incluso estirando sus pezones lo más que podía, logrando en ella pequeños chillidos de placer.

“Ahhh… e-espera, no jales tan duro…” Ciaran alertaba suavemente, mientras le daba una nalgada a Lery como “reprimenda” ante su falta de delicadeza sobre sus delicados testículos. La muchacha respondía con un suave y lascivo quejido.

Con cada minuto que pasaba, los pezones de la chica se tornaban duros como diamantes, mientras su vulva se mojaba más y más, empapando de jugos el falo del mago. Su ardor crecía con ese roce sensual y Ciarán lo notaba al instante. “Mhh… mírate, mojándome con tus jugos… realmente te gusta esto verdad? C-creo que ya tienes un nuevo fetiche…” Sin embargo, su propia broma se desvanecía en medio de sus propios gemidos. Los tersos y firmes muslos de la muchacha se sentían tan bien que Ciaran estaba cerca de explotar. “Ahhh… estoy… tan cerca… voy a…”

“Espera… aguanta solo un poco más… Por favor…” Instaba Lery, mientras agitaba su trasero, frotando con su monte de venus y piernas más rápidamente. Sin embargo, Ciaran estaba en su límite, realmente ya no podía seguir aguantando más, pues la presión del orgasmo se acumulaba más en su ser. Aquel éxtasis delicioso amenazaba con salir pronto. La chica pronto sentía la traviesa mano del mago meterse en sus shorts, acariciando su tierno botón, erecto y duro, igual que sus pezones, aun apretados y masajeados por esa mano recia y grande.

“Ahhh… mhhh~ V-voy… voy a… voy a venirme pronto!” Lery anunciaba en medio de jadeos acompasados por su propio movimiento. El mago igualmente se sentía cerca de aquel clímax exquisito. Ya no podía más, estaba a punto de correrse de igual forma. Su pene se tensaba y palpitaba fuertemente, signo de su punto culminante.

Ambos gemían dulcemente al venirse al mismo tiempo. La rubia empapaba su cachetero y aquel grueso miembro viril, mientras Ciaran lanzaba su propio líquido viscoso. Algo de sudor corría por los cuerpos de ambos, mientras su respiración agitada se sentía el uno en el otro al entregarse a un profundo beso.

“Ahh…~ ¿T-te gusto? ¿Lo hice bien?” Lery preguntaba con su característica inocencia en estos menesteres. Ciaran abrazaba a la chica mientras sonreía, tan solo para juntar sus labios con los de ella. Sus lenguas jugaban la una con la otra por un largo rato.

“Estoy fascinado, Lery… te sale natural hacerlo con los muslos.”

Pronto, ella se retiraba de él, sus mejillas rojas como el carmesí y sus enormes ojos verdi-azules mostraban la llama del deseo. Lery aún no estaba satisfecha. “Ya no puedo más… por favor… tengamos sexo. ¿Si? Quiero tener sexo…~”

Ciarán sonreía nuevamente, comprendiendo lo que sucedía. “Antes… ¿me harías un favor?” La sayajin se tornaba muy curiosa, mientras el continuaba su pedimento. “Quiero verte a los ojos mientras hacemos el amor…”

“¿Sobre mi espalda dices? Está bien…”

Antes de recostarse, la mujer se desnudaba frente a los ojos de Ciaran. Mientras el mago se removía su camisa, la mujer lentamente eliminaba su top, liberando por fin sus redondos orbes, coronados por sus firmes y rosados pezones. Seguidamente se inclinaba para quitarse sus shorts, dejando así expuesto todo su tonificado cuerpo: Desde sus torneadas piernas, hasta la definición y dureza de sus músculos abdominales. Lery no era una chica que le importara mucho tratar su área púbica, demostrado por la sensual mata rubia que cubría sus labios inferiores.

Ya estando lista, Lery se tumbaba sobre la mesa contigua, abriendo sus piernas. Su mano se desplazaba a su tersa vagina, separando su flor, húmeda y cálida y presentándose así ante la mirada lujuriosa del mago. “¿Te gusta~?” Ella pícaramente instaba, mirándolo a los ojos.

El corpulento mago se acercaba al monte de ella, dando unas cuantas lamidas para probarla. Un jugueteo que ella apenas aguantaba, dando algunos pujidos lujuriosos. Rápidamente, cambiaba el de posición, dirigiendo la rubicunda cabeza hacia los labios inferiores de la chica tumbada. “¿Estás lista?”

“Si… hazlo… solo, dámelo duro y profundo… me gusta cuando me lo hacen muy duro… por favor… ¿Si?” Ella respondía con algunas risillas.

El mago tan solo se limito a empujar con fuerza. De un movimiento había empalado a Lery, quien gemía con fuerza y lascivia al sentir el palpitante y grueso miembro de él dentro de su coño. Sus paredes apretaban sobre aquel falo de forma exquisita, mientras él podía sentir que la punta golpeaba directamente el cérvix de ella. Al empezar a moverse despacio, Ciaran inclinaba su cuerpo, buscando los carnosos labios de Lery, quien aceptaba el beso, deseosa, permitiendo que la lengua de él la explorara y probara con un sensual frenesí.

Los brazos de ella lo rodeaban manteniéndolo cerca. Aquel beso pasional y ardiente que los fusionaba enmudecía los gemidos de ambos. El mago incrementaba ligeramente su vaivén, golpeando los cachetes de las nalgas de ella cada que se introducía más profundamente. La tierna entrada de la sayajin se acostumbraba pronto a este movimiento fuerte contra su ser, emanando más de sus dulces jugos vaginales, que empapaban al intruso. “Ahh~ S-se siente tan bien…”

“Eres tan sexy, Lery… nhhhg~”

“Más duro… Ahhh~ Mas… duro! Me gusta fuerte… Ahhnn~” Lery suplicaba mientras sus caderas se movían al ritmo de las del mago, quien arremetía mas fuerte sobre ella.

Ciaran aumentaba la fuerza y velocidad de su movimiento. Al oírla pedir aún más, alzaba una mano. “¿Más duro? Veamos si esto te gusta… ¡Nghh!” Súbitamente, la pesada mano de él cacheteaba uno de los senos de Lery. La rubia temblaba y un electrizante golpe de placer recorría su cuerpo al sentir el trato rudo del que era objeto. El mago podía sentir como el coño de ella apretaba más. “Ahh… t-tu también puedes… ser ruda si quieres…”

Lery no necesitaba más. Sus manos tomaron el trasero de Ciarán, y con su gran fuerza, lo impulsaba para penetrarla aún más fuerte y profundo. Los gemidos ruidosos y los sonidos de cachetadas por el movimiento eran lo único que llenaba el cuarto en ese instante. Sus tetas no dejaban de ser abusadas de esa forma tan erótica y lasciva, adquiriendo un tono rojizo por las marcas. Mientras, ella se aferraba más a él. “¡Nghhh… tu peneeeee… es tan greso!” Más espasmos acompañaban los sonidos ardientes que los dos amantes creaban en su asalto, Lery sentía arder aún más su pasión dentro de ella.

“Ahh… ¿aun… no vas a venirte verdad?” Ciaran preguntaba, prosiguiendo más duramente sobre el sensual y esculpido cuerpo de la alienígena.

“No estoy ni… uhhh… remotamente cerca…” Lery respondía la pregunta de Ciaran, empujándolo con fuerza hacia sí misma en un chapoteo delicioso de sus jugos y los de él. La chica le daba un profundo beso a aquel hombre que la tomaba tan intensamente. Pronto, se dirigía hacia el pecho de él, posando sus labios y lamiendo sus pezones. Ciarán respondía masajeando y apretando los senos de ella impúdicamente y sin delicadeza alguna, incluso recargando su peso en ellos. Así llevaban varios minutos, disfrutándose el uno al otro.

Gracias a que ella empujaba más rápido y con más fuerza, sentía la presión de un nuevo orgasmo crecer dentro de su vientre definido. Ya estaba por correrse una vez más, mientras él le inquiría, sintiéndose relativamente cerca. “¿D-donde… quieres que me corra? ¿Dentro o…?”

“¡Mi culo… usa mi culo… ahí lo quiero! ¡AHHHHH Me vengo!” Ella articulaba con dificultad, al tiempo que llegaba al orgasmo.

“¿Estás segura? Bien podría yo…” Intentaba el articular algo, cuando ella tan solo le indico que estaba bien, interrumpida por el súbito éxtasis que su cuerpo experimentaba.

Ciarán se detenía un momento, esperando a que el espasmo ocurriera. Tan pronto la vio lista, nuevamente la penetró hasta las bolas, esta vez en su apretada entrada de Sodoma. Lery lanzo un quejido agudo de placer como ningún otro, al sentir su esfínter expandida de esa forma tan despiadada. “Rápido… hazlo rápido y duro. ¡Siii… se siente tan rico!”

Al ritmo que ella misma le imponía, el mago agitaba sus caderas, golpeando rudamente las nalgas de la sayajin. Comenzaba a sentirse cada vez más cerca de eyacular, debido a la exquisitez de lo apretado del culo de la chica. Era tan cálido y ajustaba como un guante. Ella igualmente sentía que iba a explotar nuevamente. El torrente de sensaciones que recibía era demasiado para contenerse.

“UGHH… Lery… voy a… voy a venirme… ¿Lo quieres...?”

“¡Dentro, dámelo dentro… lléname de tu cálida leche!” Gemía ella locamente, extasiada. “¡Voy a correrme de nuevooooo… AHHHH!

“¡Bien! ¡Empápame de tus jugos! ¡Quiero tener tu olor!” El respondía sin dejar de bombear frenéticamente. Con un gruñido fuerte, Ciaran finalmente expulsaba una gran cantidad de su ardiente líquido, bañando por completo las paredes internas de ella, llenándola, incluso logrando un pequeño bulto en su vientre. Se sentía tan cálido y viscoso.

Al mismo tiempo, ella también tenía su propia versión de una eyaculación, empapando el bajo vientre de Ciaran, al tiempo que exclamaba con un chillido delicioso de puro éxtasis.

Después de breves instantes, apenas reparando en lo que hacía, el corpulento mago se recostaba sobre la chica, pasando sus brazos alrededor de ella y posando su cabeza entre sus firmes senos. Ambos cuerpos dándose calor, brillantes por el sudor, mientras las partes íntimas de Lery goteaban los restos de aquel asalto poderoso, que la había dejado exhausta.

Él la acercaba para darle un tierno beso y sonreírle, y retornar a la comodidad de sus sensuales montes. No necesitaba decir nada… Ese lenguaje sobreentendido entre los dos eran lo único que necesitaban. Ella le regresaba la misma sonrisa, brillante y diáfana, mientras abrazaba de igual forma su cuerpo.

La rubia de la cola de mono se encontraba muy feliz. Muchas veces no solo sufría por no tener oponentes de combate a su altura. Muchas veces los amantes tampoco eran lo que ella realmente necesitaba. Ahora ella sentía ese cansancio exquisito después de una sesión. Su cuerpo temblaba después del impacto de tres orgasmos poderosos. Su respiración agitada hacia subir y bajar sus tetas, arrullando a Ciarán en el proceso. Hacía tiempo que no se sentía tan satisfecha y relajada.

“¡Ya regresé! Encontré una pócima muy buena que… ¿Pero qué rayos?” Wakeeda regresaba de la parte posterior de su cabaña, pero se llevaba una gran sorpresa al ver la escena que estaba por delante de ella. Pronto comprendía que su portal había surtido efecto mientras no estaba, y que Ciarán había aprovechado la oportunidad de conocer a alguien nuevo-o más bien, a alguien nueva...

Ambos reaccionaban desde su pequeño letargo, mostrando una gran cara de sorpresa, a lo que la medico-bruja respondía con una gran carcajada. Al parecer, ahora solo le restaba saber quién era la muchacha con cola, y, sobre todo, si estaría dispuesta a… cooperar para la ciencia antes de regresarla a su lugar de origen.

Seguramente Lery lo haría encantada, a ella le agradaba ayudar a la gente. Además, hoy aprendió algo muy agradable, era justo retribuir el favor…

- Fin

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